Tercer puesto del I Concurso Literario "El Reto de los Escribas" - MAYO 2014.
Sobre la autora
Su nombre es Carmen Vilanova de Diego, y nos escribió bajo el seudónimo "Adhis Grace". Tiene 13 años, es asturiana y podéis encontrarla en las redes sociales como @pandapotamo. También publica relatos en la web "Potterfics" con el Nick "Sinsajo malholiente".
Polvo de estrellas
Cuando era pequeña mi abuelo siempre me
decía que todas las personas estamos formadas por polvo de estrellas. Entonces
yo me sentaba en su regazo y le preguntaba con entusiasmo.
-¿A qué te refieres, abuelo?
Él me sonreía con la misma sonrisa de
siempre y empezaba la misma historia que me contaba todas esas tardes de
domingo, en aquel mismo salón, y con siempre las mismas palabras. Siempre.
-Por mucho que lo queramos, a todo le
llega su final. ¿Y qué pasa cuando ese final le llega a una estrella? Sencillo,
todo explota creando el estallido mas fuerte que tus oídos han podido oír, y el
espectáculo más grande que tus ojos han podido ver.
En ese momento yo no podía evitar
interrumpirle y decirle:
-¿Abuelo, algún día lo podremos ver
juntos?
Y él sin importarle que le haya
interrumpido me decía:
-Claro que si, cariño
Y él seguía su historia.
-Cuando una estrella se muere, toda la
magia que contiene y que la hace brillar se esparce por toda la inmensidad del
Universo. Dejando caer tan sólo dos motas de ese mágico polvo en nuestro
planeta. Y de esas dos motas de polvo
nacen dos personas, que, en el momento
que se encuentran surge un amor tan intenso, que hace que una estrella nazca.
-Abuelo, ¿Alguna vez conoceré a mi
estrella?- Le preguntaba yo siempre con los ojos brillantes.
-Por supuesto, cariño- Me decía con una
sonrisa tierna
-¿Abuelo, me prometes que nunca me
dejarás?- Le pregunté
-Nunca, cariño, te lo prometo- Me dijo
con una sonrisa que nunca llego a sus ojos.
Mi abuelo murió al día siguiente, pero yo
no lloré, mi madre me preguntaba por que no lo hacía yo simplemente respondía:
-El sigue aquí, me prometió que nunca me
dejaría.
Después de esa respuesta todo el mundo me
dedicaba una mirada de pena y me daba un abrazo.
Fui creciendo y me di cuenta de que él
nunca volvería, de que me había dejado
sola.
Y seguí pensando eso hasta que un día me
encontré con una foto vieja mía, sentada en su regazo. Estábamos los dos
sonriendo, él me estaba contando por enésima vez su teoría del polvo de
estrellas, la cual yo olvidé con el paso de los años. Y me di cuenta de que no
quería olvidarle, no quería olvidar todas esas tardes. Simplemente no podía
dejar que eso pasara.
Y sé que probablemente esa teoría que
tenía mi abuelo no era la más científica, que mucha gente me mirará como si
estuviera loca, pero yo era feliz pensando que estábamos hechos de polvo de
estrellas. De magia. De luz.
Hoy estoy esperando a mi nieta, para que
se siente en mi regazo y que me pida que le contara otra vez la historia de
siempre y empiezo:
-Por mucho que lo queramos, a todo le
llega su final…
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