viernes, 13 de junio de 2014

"El prisionero 13"

Segundo puesto del I Concurso Literario "El Reto de los Escribas" - MAYO 2014.
 
 

Sobre la autora
        Su nombre es Lucía Vilanova de Diego, y nos escribió bajo el seudónimo "Manzanita". Tiene 13 años y se considera una amante de la lectura y una escritora novata, además de potterhead, divergente, tributo, mestiza, futura mujer de Légolas y otras cosas chachis. Si queréis seguirla en Twitter, ella es @luciavilanova10, y en Potterfics, su nick es "Potterfanatica101".

 
El prisionero 13
 

En todo el barco se hablaba de él. No es que fuera ninguna sorpresa tener prisioneros en el interior del navío. Al fin y al cabo, el Constanza era conocido en los mares de aquellas regiones, y entraban a menudo en guerra con otras naves (en su mayoría, piratas) y era rara la vez que no se llevaran algún prisionero superviviente. Nunca tenían oportunidad de ganar una batalla, el Constanza era invencible.

Tenía numerosos cañones en cada banda y tres enormes mástiles que portaban las velas blancas con un imponente escudo de color granate en el centro. Al menos cien o doscientos tripulantes había abordo, muchos de ellos marineros muy veteranos. Leyendas en aquellas aguas. Contaba con lóbregas mazmorras donde siempre había algún prisionero cuyo barco se había hundido a manos de los cañones del navío.

Había muchísimas razones para que se hablara de él. El prisionero 13 no había sido apresado como los demás. Nadie sabía cómo había aparecido de repente en las mazmorras. Además, nunca se les llamaba por un número, si no que se les preguntaba al menos su nombre o los marineros se inventaban motes para mofarse de él. Pero éste siempre quedaba oculto, como lamentándose, ocultando su rostro. El propio capitán había ordenado que todos lo llamaran de tal modo.

El capitán era un viejo huraño que permanecía siempre en su camarote. Se oían todo tipo de rumores sobre él: como que en otro tiempo había sido un malvado pirata pero que había huido el día antes de su ejecución y había cambiado de vida por completo. Tenía el cabello canoso y una mirada fría, calculadora y, sobre todo, vieja. La mayoría de la gente decían que era un monstruo, y sus órdenes en el barco eran inapelables.

Normalmente, a los prisioneros se les llevaba a tierra para ser juzgados debidamente. Sin embargo, el capitán había decidido que se juzgaría allí mismo antes de llegar a tierra. Se oían rumores de que el prisionero había sido un antiguo enemigo suyo, y que el capitán sería capaz de ejecutarlo. Se decidió que el juicio tendría lugar al atardecer de ese mismo día.

Llegó la hora, y el dos hombres escoltaron al prisionero para llevarlo a la cubierta del barco. Todos habían dejado sus labores para contemplar lo que sucedía. Iba cubierto con un abrigo andrajoso cuya capucha aún le cubría el rostro, y se acercaba hacia el capitán lentamente. La expresión de éste era indescifrable, y en la estancia reinaba un increíble y absoluto silencio.

-          ¿Quién eres? – preguntó el capitán con voz ronca – Responde – añadió tras un rato al ver que su interlocutor ni se inmutaba.

Por fin el prisionero 13 se enderezó, se quitó la capucha y le miró.

-          ¿Aún no me has reconocido? – preguntó con voz suave.

Todos le miraron. O mejor dicho, la miraron.

-          Vienes ya a buscarme – respondió el capitán mirando a la mujer que tenía delante. Nadie sabía si se trataba de una pregunta o una afirmación.
 

-          Ha llegado tu hora – se limitó a responder.
El hombre suspiró, y tras murmurar sus últimas palabras, dejó que la Muerte se lo llevara.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario